Juego de una noche de verano

A Sexual Fantasy

— By Aquiles

Van llegando los invitados. Todo es elegante, púrpura, granate, cuadros de faustos, ninfas y bacanales. Como anfitrión recibo a la gente y los introduzco en las conversaciones. Todos están ansiosos por saber qué les tengo preparado esta noche.
La tensión va creciendo, entre vino y canapés, y decido que ya es el momento. Les revelo mis intenciones: hoy jugaremos al escondite por toda el ala oeste de la mansión. Y como ya saben, a cada partida que empecemos les pediré amablemente que se despojen de una prenda de ropa. Celebran mi decisión y empezamos a jugar. En la primera partida paro yo. Empiezo a contar y se hace el silencio.
Paseo por la penumbra de los pasillos pendiente de cualquier movimiento. Sé que más de 30 almas están expectantes. De repente noto un bulto extraño detrás de una cortina. Voy a jugar. Palpo la figura. Enseguida sé que es una mujer por sus curvas que no dudo en palpar. Las caderas, el culo, los pechos; hasta que por fin identifico dicha figura con una de mis invitadas y digo su nombre. La he pillado.
Se van sucediendo las partidas cada vez con menos ropa. La rojez en las caras va en aumento. El sudor de la excitación lo envuelve todo de ese olor tan sexual. Me escondo rápido en una estancia. De repente unas manos se entrelazan en mi barriga y me acarician las caderas, el culo y luego, por debajo de mis calzoncillos que ya están expuestos, mi pene. Yo acerco mis manos al cuerpo de mi admiradora, del que su forma y textura deleitan mi tacto y aumentan mi deseo tanto, que maldigo en mis adentro cuando un ruido nos indica que quien para está cerca y tenemos que huir.
Última partida. Todo el mundo está ya desnudo. Vuelvo a parar yo. Sé que no es una partida como las otras. No los tengo que encontrar a ellos sino el sitio donde han decido dar fin a la fiesta. Avanzo por los pasillos abriendo las puertas casi con violencia, anhelando encontrar el lugar. Al fin lo encuentro. Ya han empezado y rápido me dejan sitio. Ahora se trata de fluir de la sinergia del grupo. Todos nos amamos unos a otros.

The guests are arriving. Everything is elegant, purple, garnet, pictures of fausts, nymphs and bacchanals. As a host I receive the guests and introduce them to the conversations. Everyone is anxious to know what I've prepared for tonight.

The tension is growing, between wine and canapes, and I decide that it's time. I tell them my intentions: today we will play hide and seek all over the west wing of the mansion. And as you know, with every game that we start, I will kindly ask you to take off a garment. They celebrate my decision and we start to play. In the first game I stop. I begin to count and there is silence.

I stroll through the gloom of the corridors, without any sound movement. I know that more than 30 souls are looking. Suddenly I notice a strange bundle behind a curtain. I'll play. I spot figure. I immediately know that it's a woman because of her curves that I feel without hesitation. Hips, buttocks, breasts; until finally I identify that figure is one of my guests and say her name. I got it.

The games proceed with less and less clothing. The redness in the faces is increasing. The sweat of excitement envelops everything with that sexual scent. I hide in a room. Suddenly some hands intertwine around my belly and caress my hips, my ass and then, under my panties which are already exposed, my pussy.

I place my hands on the body of my admirer, whose form and texture delight my touch and increase my desire so much, I curse when a noise tells me that someone is nearby and we have to flee.

The last game. Everyone is naked already. I'm back. I know it's not a game like the others. I don't have to find them but rather the place where they've decided to end the party. I walk down the corridors, opening the doors almost violently, longing to find the place. I finally find it. They have already started and I join in quickly. Now it's about flowing from the synergy of the group. We all love each other.

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