Hambre
A Sexual Fantasy
Nuestros ojos se cruzan a travĂ©s del espejo retrovisor. Siento un escalofrĂo. Me remuevo en el asiento trasero mientras observo cĂłmo sus manos agarran el volante con fuerza. Sus ojos vuelven a mĂ, solo un segundo. Luego se gira hacia su novia, que sonrĂe desde el asiento del copiloto. Le dice algo, pero yo solo puedo escuchar la sangre golpeando en mis oĂdos.
Me muerdo los labios, nerviosa y excitada. Voy subiendo el borde de mi falda y, alerta a cualquier peligro, separo las piernas lentamente, lo justo para que él pueda vislumbrar el hueco entre mis muslos. Una fugaz mirada suya me basta para saber que quiere más.
Me acaricio suavemente el escote. Lo bajo un poco para revelar el encaje negro de mi sujetador. Nada más hacerlo, escucho un tenue gruñido. La luz roja del semáforo se refleja en sus pupilas. Es la mirada salvaje de un lobo hambriento.
Una sacudida de adrenalina recorre mi cuerpo, haciéndolo temblar. Tiro del sujetador. Mi pezón queda al descubierto un breve instante.
La veo girarse hacia mĂ justo a tiempo. Inmediatamente, mis piernas se cierran y todo gesto obsceno desaparece. Me despido de ella, sonriendo con ternura. Una oleada de culpa repta por mi columna vertebral y me obliga a apartar la vista cuando Ă©l la besa.
—Lo has hecho bien, puta —le oigo murmurar con voz ronca en cuanto ella cierra la puerta del vehĂculo.
Con esas simples palabras logra hacerme gemir de anticipación. Cambia el semáforo y coche arranca, dejando atrás los restos de mi cordura.
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